Nuestro
sol tiene la capacidad de crear el hierro, sin embargo, no es capaz de crear
elementos tan pesados como el Uranio. El uranio sólo puede ser creado en
explosiones cósmicas catastróficas.
La
tierra y los demás planetas se crearon en el mismo cúmulo de gas que dio origen
al sol. En este proceso el sol acaparó el 99% de la masa. Lo que significa que
es el objeto más grande de nuestro vecindario cósmico con la fuerza
gravitacional más fuerte, por eso todo lo demás gira a su alrededor.
De todos
los planetas la tierra obtuvo un lugar privilegiado en relación al sol. Si
estuviéramos más cerca, nuestros océanos se evaporarían y el suelo sería tan caliente
que podría derretir el plomo; y si estuviéramos más lejos, nuestro planeta
sería un páramo congelado. La tierra se encuentra en la codiciada zona ricitos de oro.
Miles de
gigantescas explosiones sacuden a nuestro sol cada año, producidas por el magnetismo.
Nuestro
campo magnético es simple, norte y sur. ¿Qué sucedería si en vez de tener dos
polos, la tierra tuviera de uno a mil millones? Esto es lo que sucede en el
sol. El campo magnético del sol es una red enmarañada ya que el plasma a pesar
que por efecto de la gravedad permanece unido no rota uniformemente. El plasma
en el ecuador rota una vez cada 25 días terrestres, mientras que al plasma de
los polos sobre toma casi 35 días completar su ciclo.
El sol
tiene una rotación diferencial, todo el plasma está girando agitado, lo que
provoca que las líneas de los campos se tuerzan, entrelacen y se mezclen. A
pesar de que las líneas de los campos magnéticos son invisibles sabemos que
existen en el sol observando los
rasgos
de la superficie llamados lazos solares,
y las protuberancias que se alzan en la superficie solar. Los lazos de plasma
delinean las estructuras que los soportan desde abajo. Estos arcos de plasma
son tan grandes y anchos que un planeta tan grande como Júpiter podría pasar a
través de ellos. Algunas veces los campos magnéticos pueden hacer girar el
plasma en la atmósfera solar generando formas helicoidales, llamadas lazos de flujo. Estas protuberancias de plasma pueden durar semanas incluso meses.
Sin embargo, a la larga se libera toda la energía almacenada y la masa es
arrojada al espacio.
En los
sitios donde el campo magnético del sol es más torcido y complejo el calor
proveniente de las capas inferiores es encapsulado y el material es enfriado,
alcanzando temperaturas aproximadas de 540°C, como resultado se obtienen
manchas relativamente oscuras en la superficie solar que son conocidas como
manchas solares. Las manchas solar es son
oscuras en relación al material brillante que las rodea. Si se pudieran aislar
de una forma y suspenderlas en el espacio brillarían 10 veces más que la luna
llena. Estas manchas aparentemente pequeñas son cráteres de plasma del tamaño
de toda la tierra. Galileo fue uno de los primeros científicos modernos en
observar las manchas solares.
Cuando
las manchas solares liberan su energía magnética lo que resulta son las
explosiones más colosales de todo el sistema solar, las erupciones solares. Una
explosión de esas libera cerca de mil millones de megatones de energía, el
poder combinado de un millón de erupciones volcánicas en la tierra. Las
explosiones solares no solo estallan hacia el espacio, también dirigen
partículas con cantidades de energía hacia una capa inferior del sol llamada
Cromosfera, allí transfieren rápidamente su energía como cuando la bola blanca
golpea a las demás en el arreglo triangular durante un juego de billar. Si una
erupción grande emite suficientes partículas cargadas de energía al mismo
tiempo se originan una serie de eventos insólitos, este es un inicio del
terremoto solar.
Una erupción puede también desencadenar un
tsunami solar con olas de plasma en la atmósfera solar, moviéndose a más de un
millón de km/h propagándose por toda la superficie solar en cuestión de horas.
En una CME o expulsión
de masa coronal la energía generada por la erupción arroja una burbuja de
plasma radioactiva y cargada de energía y afuera de la atmósfera solar. Es una
de las amenazas más peligrosas que enfrenta la tierra. Las tormentas solares
serían capaces de pasar a través del campo magnético de la tierra destruyendo
las centrales eléctricas y comunicaciones de radio, sin mencionar la peligrosa
radiación a la que nos encontraríamos expuestos.
0 comentarios:
Publicar un comentario